Es curioso que un genero tan americano como es el western actualmente en el mercado del comic americano sea una rareza prácticamente inexistente. Tras sus días de gloria en los años 50, poco a poco fue perdiendo fuelle hasta desaparecer prácticamente en los años 80.
Pero la practica desaparición del género como tal en los newstands yankies no impide que cada pocos años reaparezca como una mala hierba que se niega a desaparecer y las distintas editoriales saquen algún proyecto enmarcado en el género de vaqueros aunque sin demasiada continuidad en el tiempo.
Claro ejemplo de este renacer cíclico es la actual serie publicada por DC de Jonah Hex (2006), la recuperación de un viejo personaje de la casa, nacido en las páginas de All-star Western # 10 (Febrero-Marzo de 1972) y que vivió su etapa dorada en los años 70 hasta su desaparición en los 80 con su correspondiente recuperación a través de diferentes series limitadas en el transcurso de los años siguientes.
La actual encarnación del cínico cazador de recompensas, ex soldado confederado terriblemente desfigurado por un jefe apache con “la marca del diablo” viene siendo escrita por un dúo muy interesante de escritores, Justin Gray y Jimmy Palmiotti, y es que aunque no podemos tachar a sus obras como masterpieces desde luego si podemos decir que sus tebeos no están exentos de calidad o cuanto menos de cumplir su objetivo primordial, el de dar una buena lectura y entretener, como puede ser su etapa en Hawkman en DC o su serie limitada de Las Hijas de Dragón para Marvel.
Pero creo decir sin duda alguna que es en este Jonah Hex donde ambos están dando el do de pecho. A través de historias autoconclusivas en su mayor parte, Gray y Palmiotti nos presentan un muy buen western, duro y sin concesiones cuando es necesario, muy en la tónica del western crepuscular que tan de moda puso Clint Estwood con su Sin perdón.
Y tan brillante cómic no podía tener más que un brillante dibujante como es Luke Ross.
Es sorprendente la evolución con el paso de los años del artista brasileño, quienes le recuerden de aquella etapa que hizo hace años en Spectacular Spider-man con un estilo más cercano a un J.Scott Campbell con toques cartoon o su arco final del segundo volumen de Green Lantern imitando a Jim Lee se sorprenderán al ver el nuevo estilo que ha desarrollado.
Estilo con el que debutó en la entretenida serie limitada de Dark Horse junto a Ron Marz, Samurai: Heaven & Earth, gracias a la moderna tecnología, coloreado por Jason Keith directamente en sus lápices, dando como resultado unas páginas muy bellas e increíblemente impactantes que muestran al 100% la calidad de Ross como dibujante.
Jonah Hex se beneficia de esta técnica, y no le sienta nada mal, se nota claramente las referencias fotográficas que usa Ross y así podemos ver entre sus páginas caras que al lector le pueden ser más o menos conocidas, como es el caso del mismo Jonah Hex, trasunto del Clint Eastwood de los años 70 (o al menos la mitad de la cara no desfigurada de Hex).
Otro punto de interés son los dibujantes sustitutos de Ross, al no poder mantener este la periocidad mensual por diversos fill-ins en la JSA o la segunda parte de Samurai: Heaven & Earth, han obligado a los editores a buscar sustitutos nada desdeñables, desde Tony DeZuñiga, quien fuera el dibujante original de Hex en los 70; hasta uno de los mejores dibujantes españoles actuales Jordi Bernet que ha realizado un arco de tres números recontando los origenes de Jonah; o el siempre interesante portadista Phil Noto que también va a dar su visión del Oeste en unos números.
Sin duda alguna la actual Jonah Hex, más allá de su género es una de las más interesantes series que publica actualmente DC Comics pero seguramente muchos aficionados no se hayan percatado de la existencia de la misma, entre tanto One Year later, All Star o 52.
Y es una pena porque seguramente quienes se asomen a sus páginas no se sentirán defraudados. Háganme caso.
Pero la practica desaparición del género como tal en los newstands yankies no impide que cada pocos años reaparezca como una mala hierba que se niega a desaparecer y las distintas editoriales saquen algún proyecto enmarcado en el género de vaqueros aunque sin demasiada continuidad en el tiempo.
Claro ejemplo de este renacer cíclico es la actual serie publicada por DC de Jonah Hex (2006), la recuperación de un viejo personaje de la casa, nacido en las páginas de All-star Western # 10 (Febrero-Marzo de 1972) y que vivió su etapa dorada en los años 70 hasta su desaparición en los 80 con su correspondiente recuperación a través de diferentes series limitadas en el transcurso de los años siguientes.
La actual encarnación del cínico cazador de recompensas, ex soldado confederado terriblemente desfigurado por un jefe apache con “la marca del diablo” viene siendo escrita por un dúo muy interesante de escritores, Justin Gray y Jimmy Palmiotti, y es que aunque no podemos tachar a sus obras como masterpieces desde luego si podemos decir que sus tebeos no están exentos de calidad o cuanto menos de cumplir su objetivo primordial, el de dar una buena lectura y entretener, como puede ser su etapa en Hawkman en DC o su serie limitada de Las Hijas de Dragón para Marvel.
Pero creo decir sin duda alguna que es en este Jonah Hex donde ambos están dando el do de pecho. A través de historias autoconclusivas en su mayor parte, Gray y Palmiotti nos presentan un muy buen western, duro y sin concesiones cuando es necesario, muy en la tónica del western crepuscular que tan de moda puso Clint Estwood con su Sin perdón.
Y tan brillante cómic no podía tener más que un brillante dibujante como es Luke Ross.
Es sorprendente la evolución con el paso de los años del artista brasileño, quienes le recuerden de aquella etapa que hizo hace años en Spectacular Spider-man con un estilo más cercano a un J.Scott Campbell con toques cartoon o su arco final del segundo volumen de Green Lantern imitando a Jim Lee se sorprenderán al ver el nuevo estilo que ha desarrollado.
Estilo con el que debutó en la entretenida serie limitada de Dark Horse junto a Ron Marz, Samurai: Heaven & Earth, gracias a la moderna tecnología, coloreado por Jason Keith directamente en sus lápices, dando como resultado unas páginas muy bellas e increíblemente impactantes que muestran al 100% la calidad de Ross como dibujante.
Jonah Hex se beneficia de esta técnica, y no le sienta nada mal, se nota claramente las referencias fotográficas que usa Ross y así podemos ver entre sus páginas caras que al lector le pueden ser más o menos conocidas, como es el caso del mismo Jonah Hex, trasunto del Clint Eastwood de los años 70 (o al menos la mitad de la cara no desfigurada de Hex).
Otro punto de interés son los dibujantes sustitutos de Ross, al no poder mantener este la periocidad mensual por diversos fill-ins en la JSA o la segunda parte de Samurai: Heaven & Earth, han obligado a los editores a buscar sustitutos nada desdeñables, desde Tony DeZuñiga, quien fuera el dibujante original de Hex en los 70; hasta uno de los mejores dibujantes españoles actuales Jordi Bernet que ha realizado un arco de tres números recontando los origenes de Jonah; o el siempre interesante portadista Phil Noto que también va a dar su visión del Oeste en unos números.
Sin duda alguna la actual Jonah Hex, más allá de su género es una de las más interesantes series que publica actualmente DC Comics pero seguramente muchos aficionados no se hayan percatado de la existencia de la misma, entre tanto One Year later, All Star o 52.
Y es una pena porque seguramente quienes se asomen a sus páginas no se sentirán defraudados. Háganme caso.
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