sábado, junio 24, 2006

La sombra de Dan Brown es alargada

Poniéndome al día con las lecturas atrasadas le tocó el turno al último Escorpión que lleva por título “El tesoro del temple”.

Me ha gustado algo más que el anterior, al menos en esta entrega pasan algunas cosas más, aunque no nos emocionemos, que tampoco son tantas.
Nos quitamos de encima el argumento (dichosa ha sido la hora) de la cruz de Pedro, y con ello parece que termina el periplo por Asía Menor de los protagonistas. Y lo mejor de esta entrega, por fin hemos podido echar un vistazo al careto que se ocultaba tras la máscara de Rochnan y enterarnos de su pasado...
Personalmente me gustaba más esta serie cuando la trama trascurría en Roma y se centraba en las maquinaciones de Trebaldi con El Escorpión enredado en las mismas, por ello esperemos que los autores lleven al Escorpión y compañía de vuelta a la ciudad eterna y ahonden más en la trama de Trebaldi, que es lo interesante de la serie y que en los tres últimos álbumes se ha tocado muy someramente.

¿Y Dan Brown? Se preguntarán ustedes tras haber leído el título del post. ¿Qué tienen que ver Dan Brown con todo esto?
Viene a colación el nombre de este escritor tan moda porque parece que Desberg se ha querido subir al carro del revisionismo de la vida de Cristo o del origen del cristianismo tan en auge hoy día gracias al libro de Brown y Cuartos Milenios varios, sacándose Desberg de la manga sus propias teorías sobre Cristo, mezclándolas con los templarios y añadiendo todo este baturrillo a la historia en curso del Escorpión.
Y digo yo, ¿hacía falta esto?
Y es verdad que el germen de este tipo de historias ya estaba en el primer álbum con aquella escena tan buena, en donde Desberg indicaba la verdadera naturaleza de la iglesia como mero vehículo de poder, cuando algunos patricios romanos viendo el final del imperio y del poder que en el ostentaban, abrazaban a la nueva religión y la futura iglesia como nuevo vehículo de control y poder, lo que a la larga ha llevado a Trebaldi a convertirse en el Papa.
Para mi ahí estaba la fuerza y el interés de la serie, no en el enésimo refrito de los misterios de los templarios o de la naturaleza real de Cristo.

Y entiéndanme, no tengo nada en contra de todas esas teorías revisionistas sobre Cristo, no soy un defensor de la doctrina establecida, nada menos. Pero estoy ya un poquito harto de lo machacona que se ha vuelto esta moda, porque eso es lo que es, simple y llanamente una moda, como en los setenta lo fueron las teorías aquellas de que el origen de la humanidad estaba en los extraterrestres (que tan machaconamente exponía Erich Von Däniken aunque eso si, luego Kirby utilizaría para crear la tan interesante trama de los Eternos en la malograda serie setentera Marveliana).

La moda que ha creado o de la que se ha aprovechado el Código da Vinci es realmente demencial, han empezado a salir libro tras libro con diferentes teorías hasta de debajo de las piedras y para más inri nos estrenan la película de marras y a cualquier lado que mire uno solo ve “Código da Vinci, código da Vinci, código da Vinci.
Por eso uno que escribe esto se empieza a cansar de la sobreexplotación de estos argumentos. Ya saben eso de lo breve si bueno dos veces bueno, pero por favor, no abusen con el tema que ya cansa y satura un poco demasiado.

Tras esta exposición podrán comprender porque me joroba un poco que uno abra el último Escorpión y ¡hala!, uno se encuentre con que Desberg se nos pone en plan Dan Brown.

En fin, uno ya ha llegado a tal punto que espera coger el último número de Spiderman de JMS y encontrarse con que Peter Parker es el último de los Carolingios o algo por el estilo. Aunque visto el tratamiento que le ha dado los últimos años a Spidey JMS, la verdad no me extrañaría. Mejor toco madera.

1 comentario:

Anjin-san dijo...

Cierto, Dan Brown no ha inventado la rueda, pero ha sido quien la ha hecho un producto comercial de masas.
Y eso.