Es curioso esto de los gustos. Como en algunas ocasiones productos de ínfima calidad o de serie B (con todos los respetos a la misma) se pueden convertir en platos de nuestro gusto pese a que si los analizas fríamente te das cuenta de todos sus fallos y carencias, pero aún con esas te siguen gustando igual.
Un ejemplo de esto en mi caso es la película The Phantom, la adaptación cinematográfica del personaje homónimo (aunque en España le conozcamos más como el Hombre Enmascarado).
La película de 1996 es un ejemplo de la típica adaptación al cine de un cómic que tanto se destilaron en los 80 y 90 y que en su gran mayoría fueron un fracaso de taquilla (a excepción de los Batman de Burton) hasta que la maldición de las películas basadas en cómic se rompió con Blade y ahora se ha puesto de moda adaptar cualquier cómic imaginable susceptible de ser adaptado.
Como les decía Phantom o el Hombre Enmascarado fue un absoluto fracaso de taquilla en su día, en mi ciudad solo la estrenaron en una pequeña sala y cuando fui a verla la semana del estreno solo éramos 4 personas en la sala durante la sesión y no duró mucho tampoco en la cartelera.
El filme es una relativamente “fiel”, nótese por favor el entrecomillado, adaptación de la tira de prensa que crease Lee Falk en 1936, sobre un misterioso aventurero enmascarado que vive en una oculta jungla llamada Bengala, siendo un misterio para los indígenas que lo consideran un fantasma inmortal “El duende que camina”, cuando en realidad el Hombre Enmascarado es una tradición que pasa de padres a hijos durante los últimos siglos cuando el progenitor muere, de ahí la apariencia de que no puede morir. Y a la jungla de Bengala llega una aguerrida y moderna mujer para su tiempo llamada Diane Palmer que acabará envuelta sentimentalmente con el Fantasma.
El papel protagonista del héroe enmascarado recae en Billy Zane que seguramente será siempre recordado por su papel de malo malísimo en la taquillera y pastelosa Titanic de James Cameron.
De encarnar a Diane Palmer se ocupa la rubia Kristy Swanson (la primera Buffy Cazavampiros cinematográfica) aunque para ello no se dude en teñirla de castaño para ser más fieles al cómic, lo cual no deja de ser curioso cuando hoy en día eso son minucias y así una hispana como Jessica Alba puede interpretar a una “wasp” como la Mujer Invisible o Alicia Masters pasar a ser un personaje de color cuando en el cómic es blanca de toda la vida. Swanson interpreta a una Diane Palmer, aventurera, intrépida, independiente, pero algo falla en su personaje, y ese algo es el compararla con el otro personaje femenino de la película, la malísima Sala interpretada por una entonces desconocida Catherine Zeta Jones que con su carisma hace que en todas las escenas que comparten Sala y Diane Palmer, la Zeta Jones se coma con patatas a la Swanson.
Y también es chocante ver al gran malo de opereta y en ocasiones histriónico de la peli, Xander Drax, interpretado por Treat Williams, todo un cambio con respecto al barbudo y simpático Dr. Andy Brown de Everwood.
La película sigue el esquema originario del cómic condensándolo en una hora y media de película con mayor y menor acierto, se conserva el traje característico morado, aunque uno cuando lo ve a la plena luz del día no pueda dejar de pensar que para un tío que va por la jungla es ridículo, el anillo de la calavera que deja una marca al pegar un puñetazo, la idea que se tiene de su inmortalidad, su perro Devil y su blanco caballo Hero, su eterna lucha generación tras generación con los piratas Sengh, la Patrulla de la Jungla (aunque su papel en la película no es muy extenso que digamos), etc, etc.
El problema al igual que pasa en muchas adaptaciones de comics es que aunque hay cosas que funcionan bien en el papel, en una película de imagen real pueden no hacerlo igual de bien, si a esto le añadimos que el presupuesto no es para tirar cohetes y que el argumento que utilizan es un poco tontorrón y que adolece totalmente en ocasiones de ritmo pues no es de extrañar su fracaso, por no decir ese malo estúpido y su plan con las calaveras que lanzan rayos que lastra la película. Y si encima hay ocasiones en las que la suspensión de la credulidad se hace muy difícil como en la escena en que el caballo es capaz de mantener la velocidad al trote que lleva el Hidroavión o que el protagonista haga un vuelo transoceánico agarrado al patinete del Hidroavión sin morir congelado en el intento, entonces no nos podemos extrañar de que The Phantom no sea una gran obra en la historia del cine.
Pero aún así tiene algo para mi, un no se qué que la hace especial, me gusto la primera vez que la vi en el cine, me volvió a gustar cuando la vi en un pase por televisión y me ha vuelto a gustar ahora que tras comprarla en DVD hace meses la acabo de ver hoy por fin de nuevo.
Y pese a que la analizo y me doy cuenta de sus fallos y errores, cada vez que la veo inexplicablemente me vuelve a gustar y vuelvo a pasármelo pipa con ella.
Quizás sea ese su secreto y no haya que comerse tanto el coco, la película nació para entretener y eso es lo que consigue, ser cine palomitas ni nada más ni menos.
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