Verano, una estación del año a la que podemos asociar muchas cosas; sol, calor, sopor y libros muchos libros. En verano el tiempo libre se multiplica y puedes leer todo aquello que durante todo el año no tuviste tiempo o ganas. Esta es una constante que se ha repetido durante toda mi vida.
En un periodo de un mes te podías llegar a leer , biblioteca pública mediante prácticamente una docena o más de libros.
Días mágicos de relax y descanso en la que te enfrascabas en páginas y más páginas transportándote a veces a lugares cercanos, otras a parajes más exóticos, sin importar los límites temporales, paseándonos por cualquier época y conociendo en ocasiones a personajes carismáticos y atrayentes que ya nunca olvidaríamos.
Pero parece que el Hado ya no dispone así, y ya ni en verano, tenemos tiempo para atracarnos hasta reventar de unos buenos libros.
Me sorprendo a mi mismo al echar la vista al año anterior y contabilizar que solo fueron unas cinco las novelas que leí durante ese periodo.
Verano de Frederick Forsyth fue, como el precedente lo fue de Andreu Martín y así muchos otros tantos autores diferentes en años anteriores.
Este año de lo que llevamos de Verano, por ahora solo he leído un solo y solitario libro. Y lo peor es que por falta de tiempo la cifra no aumentará demasiado en las semanas venideras.
Todo cambia y las viejas costumbres parece que desaparecen. C’est la vie.
En un periodo de un mes te podías llegar a leer , biblioteca pública mediante prácticamente una docena o más de libros.
Días mágicos de relax y descanso en la que te enfrascabas en páginas y más páginas transportándote a veces a lugares cercanos, otras a parajes más exóticos, sin importar los límites temporales, paseándonos por cualquier época y conociendo en ocasiones a personajes carismáticos y atrayentes que ya nunca olvidaríamos.
Pero parece que el Hado ya no dispone así, y ya ni en verano, tenemos tiempo para atracarnos hasta reventar de unos buenos libros.
Me sorprendo a mi mismo al echar la vista al año anterior y contabilizar que solo fueron unas cinco las novelas que leí durante ese periodo.
Verano de Frederick Forsyth fue, como el precedente lo fue de Andreu Martín y así muchos otros tantos autores diferentes en años anteriores.
Este año de lo que llevamos de Verano, por ahora solo he leído un solo y solitario libro. Y lo peor es que por falta de tiempo la cifra no aumentará demasiado en las semanas venideras.
Todo cambia y las viejas costumbres parece que desaparecen. C’est la vie.
2 comentarios:
A veces ocurre que lo que cambian no son las costumbres, sino las posibilidades de manternerlas. Sigh.
Hace años que no me como uno :-P
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