De entre las series de televisión que pueblan el universo catódico una que recientemente me ha enganchado es Veronica Mars.
La primera vez que oí hablar de ella fue cuando leí en algún lado una reseña que hacían de la misma poniéndola como la heredera espiritual de Buffy Cazavampiros, y siendo como soy gran fan de esta última me puse a indagar sobre de que iba esta serie.
Lo que descubrí la verdad que no me hizo mesarme los cabellos desesperado, deseando y reclamando que los programadores de TV se dignasen a emitirla por algún canal.
Pero pasa el tiempo y en diferente foros de internet se repite lo mismo, “¡qué buena es Veronica Mars!”, “¡pero qué divertida es esta serie!”.
Al final llega un momento que el run run es tan grande que uno se lo piensa dos veces y es que quizás hay en Veronica Mars algo más de lo que los ojos ven.
Y sin esperar demasiado uno se pone a ver algún episodio entonces que casualmente lo empiezan a emitir los sábados por la noche en la 2 y ...“¡vaya!, no esta mal”; piensa uno y otro día por casualidad ves otro episodio, y otro y al final te bajas los episodios que te habías perdido.
Sin quererlo ni beberlo ya te has convertido en un verdadero acólito de la serie creada por Rob Thomas.
Verónica es la hija del antiguo sheriff de Neptune, Keith Mars, reconvertido ahora en investigador privado en la pequeña ciudad californiana, tras perder su antiguo cargo por la infructuosa investigación del asesinato de Lilly Kane, la mejor amiga de Verónica e hija de un magnate local de la informática al que Keith trató de inculpar del asesinato de Lilly.
Esto lleva a Verónica a convertirse en una autentica apestada social evitada por sus antiguos amigos y compañeros en ese microcosmos que es la vida en el Instituto.
Lejos de amedrentarse por su nueva situación social Verónica tira adelante con inteligencia y un pelín de mala leche, la chica se desenvuelve con una irónica y ácida personalidad para poder sobrevivir en el mundo que ahora la toca vivir.
Ayudando a su padre en la agencia de detectives pese a la inicial reticencia de este y ganándose un dinerillo resolviendo los casos que le plantean sus compañeros de instituto, Verónica se va a obsesionar en resolver los enigmas que se han asentado es su vida y que van a ser el hilo argumental de esta primera temporada, a saber, ¿quién asesinó realmente a Lilly Kane?, ¿por qué les abandonó la madre de Verónica a ella y su padre?, y ¿quién la drogó y desvirgo en una fiesta unos meses antes?.
En el transcurso de esta primera temporada se nos darán respuestas a estas preguntas con sorpresas y giros argumentales inesperados manteniendo enganchado al espectador hasta el desenlace en el último episodio de la temporada.
Pero además de la trama, parte importante de lo que hace tan especial a esta serie son sus personajes, tanto la protagonista con su deliciosa personalidad como los secundarios que la rodean que aunque a primera vista pueda parecer que sean un pelín estereotipados, tienen unas personalidades tan atrayentes que esos estereotipos quedan totalmente superados, caso de Logan, el niño rico rebelde sin causa que brilla con luz propia o Wallace el sidekick de color y apoyo moral de Verónica.
Los guionistas de esta serie merecen un aplauso por definirlos haciéndoles parecer tan frescos y poniendo en sus bocas diálogos ingeniosos, en ocasiones mordaces e irónicos con un montón de referencias a la cultura pop.
Debo confesar que tras ver la estupenda primera temporada de Veronica Mars no tenía mucha fe en su continuación.
Al estar esta primera temporada prácticamente construida en torno al misterio de Lilly Kane, una vez resuelto este, la continuación de la historia de Verónica parecería totalmente infructuosa y agotada a nivel argumental.
Pero cuan equivocado estaba, porque tras ver el entretenidísimo primer episodio de la segunda temporada, el final de este con la presentación del nuevo misterio que va a determinar el devenir de Verónica en esta temporada te deja más enganchado a la serie si acaso era posible.
Parece que Rob Thomas sabe lo que hace y no va a dejar a Verónica descansar tranquila.
Y eso que agradecemos los fans de la serie.
La primera vez que oí hablar de ella fue cuando leí en algún lado una reseña que hacían de la misma poniéndola como la heredera espiritual de Buffy Cazavampiros, y siendo como soy gran fan de esta última me puse a indagar sobre de que iba esta serie.
Lo que descubrí la verdad que no me hizo mesarme los cabellos desesperado, deseando y reclamando que los programadores de TV se dignasen a emitirla por algún canal.
Pero pasa el tiempo y en diferente foros de internet se repite lo mismo, “¡qué buena es Veronica Mars!”, “¡pero qué divertida es esta serie!”.
Al final llega un momento que el run run es tan grande que uno se lo piensa dos veces y es que quizás hay en Veronica Mars algo más de lo que los ojos ven.
Y sin esperar demasiado uno se pone a ver algún episodio entonces que casualmente lo empiezan a emitir los sábados por la noche en la 2 y ...“¡vaya!, no esta mal”; piensa uno y otro día por casualidad ves otro episodio, y otro y al final te bajas los episodios que te habías perdido.
Sin quererlo ni beberlo ya te has convertido en un verdadero acólito de la serie creada por Rob Thomas.
Verónica es la hija del antiguo sheriff de Neptune, Keith Mars, reconvertido ahora en investigador privado en la pequeña ciudad californiana, tras perder su antiguo cargo por la infructuosa investigación del asesinato de Lilly Kane, la mejor amiga de Verónica e hija de un magnate local de la informática al que Keith trató de inculpar del asesinato de Lilly.
Esto lleva a Verónica a convertirse en una autentica apestada social evitada por sus antiguos amigos y compañeros en ese microcosmos que es la vida en el Instituto.
Lejos de amedrentarse por su nueva situación social Verónica tira adelante con inteligencia y un pelín de mala leche, la chica se desenvuelve con una irónica y ácida personalidad para poder sobrevivir en el mundo que ahora la toca vivir.
Ayudando a su padre en la agencia de detectives pese a la inicial reticencia de este y ganándose un dinerillo resolviendo los casos que le plantean sus compañeros de instituto, Verónica se va a obsesionar en resolver los enigmas que se han asentado es su vida y que van a ser el hilo argumental de esta primera temporada, a saber, ¿quién asesinó realmente a Lilly Kane?, ¿por qué les abandonó la madre de Verónica a ella y su padre?, y ¿quién la drogó y desvirgo en una fiesta unos meses antes?.
En el transcurso de esta primera temporada se nos darán respuestas a estas preguntas con sorpresas y giros argumentales inesperados manteniendo enganchado al espectador hasta el desenlace en el último episodio de la temporada.
Pero además de la trama, parte importante de lo que hace tan especial a esta serie son sus personajes, tanto la protagonista con su deliciosa personalidad como los secundarios que la rodean que aunque a primera vista pueda parecer que sean un pelín estereotipados, tienen unas personalidades tan atrayentes que esos estereotipos quedan totalmente superados, caso de Logan, el niño rico rebelde sin causa que brilla con luz propia o Wallace el sidekick de color y apoyo moral de Verónica.
Los guionistas de esta serie merecen un aplauso por definirlos haciéndoles parecer tan frescos y poniendo en sus bocas diálogos ingeniosos, en ocasiones mordaces e irónicos con un montón de referencias a la cultura pop.
Debo confesar que tras ver la estupenda primera temporada de Veronica Mars no tenía mucha fe en su continuación.
Al estar esta primera temporada prácticamente construida en torno al misterio de Lilly Kane, una vez resuelto este, la continuación de la historia de Verónica parecería totalmente infructuosa y agotada a nivel argumental.
Pero cuan equivocado estaba, porque tras ver el entretenidísimo primer episodio de la segunda temporada, el final de este con la presentación del nuevo misterio que va a determinar el devenir de Verónica en esta temporada te deja más enganchado a la serie si acaso era posible.
Parece que Rob Thomas sabe lo que hace y no va a dejar a Verónica descansar tranquila.
Y eso que agradecemos los fans de la serie.
1 comentario:
A mí Verónica Mars me entretiene, pero creo que no llega a la altura de Buffy. Por paradójico que parezca, ésta me llegaba mucho más, me resultaba mucho más cercana, a pesar de que las historias que contaba eran claramente fantásticas. Pero Buffy, si obviamos los monstruos, vampiros, y similares, se enfrentaba con problemas más "de la vida real". En Verónica Mars todo es más artificial, o por lo menos a mí me lo parece. Quizá falta tiempo para que Veronica adquiera más entidad...por lo menos en mi cabeza.
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