viernes, abril 08, 2005

Terror a la italiana




Que Italia en esto de los tebeos es diferente ya lo comentaba en un post el otro día. Por eso hoy voy a referirme a una de mis series favoritas que nos llegan del país con forma de bota y que además es una de las más vendidas allí, Dylan Dog.
Nacida bajo el sello de Sergio Bonelli Editore como la primera serie de terror en la editorial, es creación del polifacético Tiziano Sclavi, novelista, periodista, guionista de TV, letrista de canciones. Una de sus novela “Dellamorte dellamore” fue adaptada al cine por Michele Soavi conocida internacionalmente como “Cemetery man” (en España “Mi novia es un zombie” ¿¿??) y protagonizada por Ruperth Everett de quien precisamente van a tomar la imagen del actor para el personaje de Dylan Dog.

El primer número sale a la calle en octubre de 1986 con un gran éxito de ventas que va aumentando paulatinamente. Hay una anécdota que dice que Sergio Bonelli se apostó una pizza con Sclavi si el primer número de Dylan Dog superaba a la publicación más vendida de la casa, Tex. No fue el caso y Bonelli se ganó una pizza gratis, pero con el paso de los meses al final Dylan Dog se convirtió en la serie más vendida de la editorial.
Este éxito que se traduce en una serie regular, una segunda y tercera edición mensuales y una gran cantidad de números especiales viene acompañada además por muy buenas críticas.

La serie como su título indica esta protagonizado por Dylan Dog, un particular investigador privado de Londres, cuya especialidad son los casos en los que hay un componente sobrenatural por tanto no es extraño que la prensa le haya bautizado con el epíteto de “Investigador de los horrores”. Así por sus páginas podemos encontrar desde vampiros, a monstruos de cualquier índole, cultos oscuros, fantasmas, poltergeist, etc, etc, pero como muy bien dice Dylan, no hay nada mas terrorífico que la propia naturaleza humana.
Acompañado por su particular ayudante, Groucho, el cual como su nombre puede hacer pensar es la viva imagen de Groucho Marx, tanto física como personalmente y con ese particular sentido del humor a chiste por frase.
En las páginas de Dylan Dog se va a encontrar desde un terror más tradicional enraizado en el suspense, pasando por el gore. Y todo ello en ocasiones mezclado con un humor cínico aderezado todo ello con los lances amorosos del protagonista.
Pero además Dylan Dog bebe de muy diversas fuentes, tanto literarias como cinematográficas, así el lector se puede encontrar con guiños a las novelas de Robin Cook pasando al cine de Ingmar Bergman, de historias nacidas del folclore popular a modernas leyendas urbanas.


Y que decir del dibujo, las 94 páginas que tiene cada número hace imposible que cualquier dibujante pueda acometer ese ritmo de manera mensual, por lo que hay un nutrido grupo de artistas que rotan en las tareas artísticas, con lo que siempre se encuentra gran variedad de estilos y aunque no te guste uno, seguramente en otros números se podrá encontrar a otro que sea más del agrado personal de cada uno.
De toda esa pléyade de dibujantes por citar a unos pocos tenemos a Angelo Stano, Corrado Roi, Luigi Picatto, Nicola Mari, Giovanni Freghieri, Ugolino Cossu, Bruno Brindisi, Gianpiero Casertano, Carlo Ambrosini y un largo etcétera más, aunque al lector español estos nombres les pueden sonar a chino, todos ellos son dibujantes de grandes meritos, artesanos que saben hacer su trabajo y cumplen con creces.

En España la andadura editorial de Dylan Dog ha sido muy accidentada. Ediciones Zinco en los 80 fue la primera editorial en probar suerte con el personaje respetando el formato original tipo libro de bolsillo (un poco más grande en realidad), 96 páginas más cubiertas cambiando lo único el lomo del original italiano por grapas. Por desgracia la tentativa no caló y fue cancelada en el séptimo número.
Ediciones B lo volvería a intentar en los 90 continuando donde lo dejo Zinco, para ello cambiaron el formato al tamaño del álbum europeo y con portadas personalizadas por Alfonso Font, tras una decena de números la serie volvió a cerrar en nuestro país.
Uno no le cabe otra cosa que preguntarse porque siendo España e Italia unos países tan parecidos, algo como Dylan Dog que es un tremendo éxito triunfa en un país mientras en otro pasa sin pena ni gloria.
Por fortuna a finales del 2004 la editorial independiente Aleta Ediciones vuelve a intentar introducir en España los tebeos de Sergio Bonelli Editore y junto a Martín Mystere y Nathan Never, Dylan Dog vuelve a tener una presencia en las librerías especializadas españolas.
Lo cual es curioso, dado que en su origen los tebeos de Bonelli son tebeos populares dirigidos al gran público cuyo punto de venta habitual son los puestos de periódicos o quioscos, mientras que en España quedan enclaustrados en el reducido ámbito de librerías especializadas. Se comprende que Aleta al ser una pequeña editorial no tiene capacidad económica para asaltar los quioscos con sus publicaciones, pero es una pena porque los productos Bonelli podrían ser un buen arma para recuperar por estos lares los quioscos como puntos de venta tradicionales del tebeo.

De todas las maneras, a los aficionados de los tebeos de Bonelli y mas concretamente a Dylan Dog solo nos cabe esperar que a la tercera va la vencida y que esta vez el bueno de Dylan y Groucho van a permanecer ya para siempre en el mercado español del cómic. Cruzo los dedos.

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