jueves, abril 14, 2005

A los pies de la Castafiore




De entre todos los álbumes que le dedicó Hergé a su gran creación, Tintin, he de decir que entre mis favoritos se encuentra “Las joyas de la Castafiore”.

Esta entrega es bastante curiosa y atípica porque si nos atenemos a las características de lo que suelen ser las historias de Tintin, “Las joyas de la Castafiore” se sale de la pauta que siguen las aventuras del joven reportero belga. Si la norma general es que en cada entrega veamos al protagonista viajar por todos los rincones del globo, ya sea desde oriente medio a Egipto, visitar una rancia monarquía centroeuropea o el Tíbet mismo, llegando incluso a escenarios tan exóticos como puede ser la Luna, aquí no se va a dar el caso y la acción va a transcurrir en todo momento en un mismo lugar, el castillo de Moulinsart.
La otra característica de este álbum es que Tintin deja su papel central y en esta entrega se convierte casi en un mero personaje secundario cediendo el protagonismo casi absoluto a su compañero de fatigas el cascarrabias Capitán Haddock que para su pesar se convierte en el personaje central de lo que casi podríamos llamar una comedia bufa.


Y es que el humor es el otro elemento predominante en este número. Aunque en otras entregas de Hergé, el humor tiene un papel importante, nunca lo va a ser más como en “Las joyas de la Castafiore”donde los malentendidos y equivocaciones, los tropiezos y equívocos se convierten en elemento principal de la historia. Una historia que empieza con la llegada de la diva italiana del bello canto, Bianca Castafiore a la que los lectores ya habíamos conocido en otras entregas de la serie pero que este álbum va a tomar un papel fundamental como desencadenante de toda la historia, cuando su visita inesperada haga temblar los cimientos de la apacible vida del buen Capitán.

Los gags y chistes se suceden uno tras de otro siempre al servicio de la narración, que incide en el elemento cómico de esta particular aventura, el peldaño de la escalera roto en el que todo el mundo se tropieza, la inaguantable verborrea de la diva incapaz de decir correctamente el nombre de Haddock, los cómicos equívocos que trae la sordera de Tornasol, el cruce de las líneas telefónicas que nunca aciertan, las largas del marmolista para arreglar la escalera, la caradura de Serafín Latón, los siempre desastrosos e indistinguibles Hernández y Fernández y como no el “¡cielos mis joyas!” la frase recurrente de la Castafiore, que como he dicho antes dejan a Tintin en un mero segundo plano, aunque al final sea su sagaz vena detectivesca la que ponga fin a todos los misterios que plantea la historia.

Uno no puede más que sonreir para sus adentros al recordar al pobre Capitán Haddock, que tiene que aguantar como mejor puede todas las calamidades que le suceden y más al tener que escuchar el estribillo del “Aria de las Joyas” interpretado por la Castafiore.

Casi puedo escucharlo ahora. “¡¡¡Ahhhh!!! Me río de verme tan bella en este espejoooooo...”.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya, creía que sólo te iban los cómics donde salían tíos hipermusculados con mallas.....
Es broma, claro.

Anjin-san dijo...

Jimmy, Jimmy, Jimmy... deberías saber que tambien leo comics donde aparecen ¡¡tias hipermusculadas!! :-p
De todas maneras la próxima vez que te pases por mi casa voy a hacer que metas las narices hasta el último rincon de mis estanterias para que veas la variedad que en ellas cohabita. En castigo deberías coger mi "V de Vendetta" y rezar unas oraciones de penitencia a San Alan Moore y luego flagelarte con el tomo golpeandote con él en la cabeza unas cuantas veces (que para algo ha de servir la tapa dura).
Dejando también yo las bromas, me acabo de dar cuenta que todavía no he escrito en el blog nada sobre ninguna serie de "tios hipermusculados en mallas", y lo peor es que aparte del Capitán América y el Halcón que me han pedido,no tenía planeado hablar de ninguna próximamente ¡¡joder!!, ni que me hubiera convertido en un maldito elitista. Tengo que replantearme mi planning de temas a postear.

Anjin-san dijo...

Ese libro que mencionas me suena Jackal, pero no lo he leido. La verdad es que esos libros donde se dedican a investigar la "vida sexual" de los personajes de comic, como que me traen un poco al pario, y que a veces no hacen más que tratar de buscar tres pies al gato, porque estamos hablando de personajes inventados, que vale que pueden estar mejor o peor construidos psicológicamente, pero de ahí a psicoanalizarles como si fuesen reales... Y en el caso de Tintin, dado el público infantil al que iba dirigido en sus origines pues puedo entender esa "blancura" que tienen sus historias.
Uno a veces piensa que si el Dr.Werhman hubiese vivido en Europa en vez de en Estados Unidos seguro que hubiese soltado perlas del tipo "Tintin tiene una relación zoofílica con Milú o Asterix y Obélix son gays"

Anónimo dijo...

Es una lástima que el doctos Werhman no llegara a ver "Barrio Sésamo": lo que hubiera dicho de Epi y Blas....

Por cierto, acabo de hacer lo que me indicaste con "V de vendetta", y las tapas han quedado un poquitín desencajadas...pero no te preocupes, que en cuanto las cosa, y lave un poco las manchas de chorizo, te lo devuelvo.

Saludos traviesos.