Estaba este mediodía subido a una silla tratando de encajar unos libros en la estantería cual piezas de Tetris (de algo tenía que haberme servido años de practicar dicho juego) colocándoles con precisión en cualquier recoveco por minúsculo que fuese aunque haya que sacrificar la estética que cada vez que entras y lo miras no parece una librería ordenada sino más bien una librería apiñada.
Como decía estaba colocando libros cuando de repente el delicado equilibrio que mantenía a los libros se quebró y uno cayo al suelo.
Volví a colocar como pude los libros que aun se sostenían en la estantería y bajé de la silla para recoger el libro caído.
Era un ejemplar de “La Dama del Alba” de Alejandro Casona. Esta obra me trae muy gratos recuerdos, y es que fue la primera obra de teatro que vi en mi vida cuando era un crío.
Era una representación amateur de teatro universitario, la verdad que no recuerdo muy bien que tal sería la actuación, aunque me hizo gracia la forma en que entonaban los actores, como forzada, aunque esto incluso a día de hoy en el teatro me parece así, aun cuando son actores profesionales, hay que llamar la atención del espectador supongo.
Pero lo que realmente me cautivo fue un personaje, el de la Peregrina. Como decía, yo era un crío y en ocasiones no entendía ciertas cosas, y una de ellas era el enigmático personaje que interpretaba la Peregrina. No comprendía porque el personaje del Abuelo la trataba con cierta suspicacia, la actriz que la interpretaba me parecía muy guapa y no entendía esa actitud hacía ella del Abuelo.
Y entonces me di cuenta, la Peregrina era la representación de la Muerte. Y este concepto fue algo realmente novedoso para mi. Por un lado convertir a la muerte de un concepto abstracto a una persona de carne y hueso que caminaba y hablaba y por otro lado hacerlo en forma de una joven guapa y atractiva cuando la muerte siempre había tenido para mi una connotación mala y negativa.
Y es que quizás siempre nos será más fácil enfrentarnos a la muerte si lo representamos como una persona a la que podemos tratar de tú a tú que como un concepto abstracto.
A ese niño de unos 8 años La Dama del Alba le dejó fascinado y cada vez que en cine o enliteratura cuando aparecen representaciones de la muerte ya sea el caso del Sandman de Neil Gaiman o ese descafeinado personaje que interpreta Brad Pitt en ¿Conoces a Joe Black? siempre vuelve a mi memoria la Peregrina, la primera para mi.
Como decía estaba colocando libros cuando de repente el delicado equilibrio que mantenía a los libros se quebró y uno cayo al suelo.
Volví a colocar como pude los libros que aun se sostenían en la estantería y bajé de la silla para recoger el libro caído.
Era un ejemplar de “La Dama del Alba” de Alejandro Casona. Esta obra me trae muy gratos recuerdos, y es que fue la primera obra de teatro que vi en mi vida cuando era un crío.
Era una representación amateur de teatro universitario, la verdad que no recuerdo muy bien que tal sería la actuación, aunque me hizo gracia la forma en que entonaban los actores, como forzada, aunque esto incluso a día de hoy en el teatro me parece así, aun cuando son actores profesionales, hay que llamar la atención del espectador supongo.
Pero lo que realmente me cautivo fue un personaje, el de la Peregrina. Como decía, yo era un crío y en ocasiones no entendía ciertas cosas, y una de ellas era el enigmático personaje que interpretaba la Peregrina. No comprendía porque el personaje del Abuelo la trataba con cierta suspicacia, la actriz que la interpretaba me parecía muy guapa y no entendía esa actitud hacía ella del Abuelo.
Y entonces me di cuenta, la Peregrina era la representación de la Muerte. Y este concepto fue algo realmente novedoso para mi. Por un lado convertir a la muerte de un concepto abstracto a una persona de carne y hueso que caminaba y hablaba y por otro lado hacerlo en forma de una joven guapa y atractiva cuando la muerte siempre había tenido para mi una connotación mala y negativa.
Y es que quizás siempre nos será más fácil enfrentarnos a la muerte si lo representamos como una persona a la que podemos tratar de tú a tú que como un concepto abstracto.
A ese niño de unos 8 años La Dama del Alba le dejó fascinado y cada vez que en cine o enliteratura cuando aparecen representaciones de la muerte ya sea el caso del Sandman de Neil Gaiman o ese descafeinado personaje que interpreta Brad Pitt en ¿Conoces a Joe Black? siempre vuelve a mi memoria la Peregrina, la primera para mi.
2 comentarios:
Es llamativo la cantidad de sentimientos que vienen a uno con sólo ver un libro.
Interesante análisis.
Saludos
quise decir llamativa
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